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sábado, 11 de mayo de 2013

Viaje a la patagonia profunda

El difícil definir el norte de Neuquén. Sus amplias regiones desoladas y agrestes con inasibles extensiones despobladas me llaman de forma recurrente para volver. Y así marca su gran contraste con el sur neuquino, el que se ha convertido en fetiche exclusivo de los más pudientes, gracias a su incontestable belleza. 
El norte neuquino no comprende de personas, clases sociales y ningún intento de clasificación. En toda su extensión brota su soledad propia e intrínseca  En cada cerro, meseta y arbusto, la soledad emana para ser abrazada por los fríos vientos de la cordillera. 
Recorrer sus parajes solitarios es un intento de ser envuelto por las nubes, con sus lluvias y nevadas tormentosas, para convertirse en parte de su naturaleza, en hermano de cada monte y rincón solitario de la estepa. Volverse un elemento más, en su ser, como respuesta a esos llamados sordos que hace la tierra a los buscadores de quimeras.

Camino a Las Ovejas.

Paraje.



Calle principal de Varvarco.

Habitantes.